lunes, 2 de junio de 2008

Aprender a perder

Saber retirarse a tiempo
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Una retirada a tiempo es una victoria. Ese es mi lema ahora. A lo largo de los últimos meses, he ido perdiendo batalla tras batalla, luchando contra lo absurdo, buscando un punto de apoyo en el que sostener mi propio fracaso. Hoy no estoy dispuesta a perder ni una sola más, correr es de cobardes, pero una buena vuelta ahorra mucho sacrificio inútil. Por eso ahora he decidido dar media vuelta, dejando atrás un largo frente de dificultades que no llevarían a buen puerto. Dejando de lado lo que algún día fueron ilusión y empeño, sustituidos hoy por incapacidad y desmotivación.

Pero lo que un buen guerrero nunca suelta es su espada, el recuerdo de algo por lo que luchó, después de haber vencido, o incluso a pesar haber sido cruelmente derrotado. Eso es con lo que yo me quedo hoy, doy media vuelta, pero no lo hago sola, conmigo viene mi espada, un arma noble, un arma formada tan solo por buenos recuerdos, que cada día evocarán todas aquellas sensaciones por las que un día me entregué a una dulce batalla, a la cual ahora pongo punto y final.

domingo, 1 de junio de 2008

La felicidad a tu lado

Difícil escoger un segundo junto a ti

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Si me dieran a elegir un día de mi vida, uno en el que realmente haya sido feliz, uno para no olvidar nunca, no dudaría ni un momento en escoger el mejor que este mundo me ha regalado. Podría decir que ese día fue cuando por primera vez te cruzaste en mi camino, ya que yo soy feliz desde el primer instante en que estuviste al alcance de mis ojos. Ese sería un día para no olvidar, ese como todos los demás que vinieron a continuación, pero el primero dicen que nunca se olvida, el primero es el que llena de ilusión, ese día sellaste mi amor para los que vinieron después. Sabes que desde que te vi por primera vez supe que nunca podría dejar de amarte, que por mucha tierra que el destino quisiera poner entre nosotros, mi corazón siempre latiría a tu lado, sin dudar ni un momento que ese es su verdadero lugar. Ahora, te tengo aquí conmigo, y podría enumerar una larga lista de días para no olvidar, todos y cada uno de los vividos junto a ti. Hoy al despertarme entre tus brazos, sonriendo, me doy cuenta de que no quiero ni puedo olvidar ninguno, ya que mi felicidad no es más que la suma de todos ellos.