Cuando estoy contigo me siento distinto...

Un buen cambio

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Es curioso como uno puede pasar de un estado de amargura, a un estado feliz en apenas días, incluso horas. Pasar de estar dolido todo el día, pensando en que nada sale bien, en que la vida da golpes que no se pueden esquivar, golpes casi imposibles de superar, a estar simplemente alegre, sin motivos para poner una mala cara, sin darle libertad a las lágrimas para que broten de los ojos, en todo caso darles permiso para que fluyan con motivo de felicidad. Es curioso y la vez reconfortante sentirse apoyado, sentirse de nuevo vivo, es como si una gran espina clavada en el centro del corazón, se hubiera extraído dando paso a una sensación de bienestar y comodidad contigo mismo y con los que te rodean, los que lo hacen de cerca, y los que están lejos pero que en realidad nunca han podido escapar del amparo de tu corazón. Hoy una sonrisa se escapa de mi boca, una sonrisa que no soy capaz de controlar, pero que tampoco deseo hacerlo, me siento feliz y eso es la mayor expresión, ojala siempre hubiera podido sonreír como lo hago ahora. En realidad nada ha cambiado respecto a ayer, pero simplemente recuperar algo que siempre he sabido que estaba ahí aunque no lo viera, es motivo suficiente para sentirme hoy de este modo, para creer, que tras una gran patada, la vida deja algo con lo que poder seguir sonriendo, un atisbo de luz, que permite de algún modo, ser feliz.